*
Estaba cansado.
Sabía que era un mal comienzo.
Aquello era un mal comienzo.
Los botes de basura que tenía que cargar al hombro realmente eran pesados y los jardines de Beverly Hills interminables.
Aquellas casas vacías.
Enormes.
No entendía el funcionamiento de la cortadora de césped ni sabía manejarla. Me llevó su tiempo.
Todas aquellas hojas y ramas por juntar.
Aprendí a podar plantas , a regar rosas…
Todas aquellas casa enormes y vacías.
Y todo el sol de California.
Era un mal comienzo.
Lo supe.
No estaba hecho para ser jardinero, y peor aún , no me gustaba.
Recuerdo aquella casa , con más de una cuadra de camino empinado por el que tenía que ir y venir cargando los botes de basura.
Era demoledor.
Y el sol.
El sol de California.
Recuerdo unos perros gigantes , negros.
Ogros.
Les temía.
Los veía una y otra vez tomar carrera y lanzarse a la piscina.
Una y otra vez , tomaban carrera y se lanzaban a la piscina.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Mientras yo limpiaba las macetas que la circunvalaban.
Los perros negros.
No soy más jardinero.
Pero para mi Beverly Hills , son perros negros lanzándose a una piscina.
No hay metáfora.
Es mi verdad.
*