27/6/10

El velorio.



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Cuando yo era chico la gente moría para siempre.
Y para asegurarnos bien de eso , la velabamos en su propia casa , todo un día , toda una noche , y mitad del otro día. Siempre había alguien en el cuarto , mirando fijo al muerto , para asegurarse bien de que no se moviera , o no se le llenara de moscas la cara. Algunos mas avispados , le ponían un pedazo de tul de novia en la cara , para evitarse el tener que levantarse a cada rato a espantarle las moscas con la mano , perdiendose asi del chusmerio generalizado.

A mi me encataba ir a velorios , porque siempre quedaban en casas que no conocía , y terminaba durmiendo en cualquier lado , tapado con sacos de sras viejas , con olor a naftalina y colonia de rosas. Además me encontraba con mis primos , y re jodiamos por ahi , mientras los mayores se dedicaban a hacer como que lloraban en el cuarto del difunto , chupar caña , grappa y café en la cocina , o charlotiar sobre bueyes perdidos abajo de la parra o el techadito de mburucuyá , mientras se fumaban su cigarrito y los hombres le miraban el culo a las vecinas que entraban con un "le acompaño el sentimiento".

Un día caímos en la casa de la tía Tita del Alberico , y estaban todos de asado y en rotundo pedo , tocando tangos en acordeona y el muerto solo adentro , con un balde a los pies del cajón con flores arrancadas por el camino. Le tiramos las nuestras , arrancadas de pasad del jardin de quien sabe quien y nos fuimos para afuera enseguida. Fue el mejor velorio , y estubimos hasta tarde cantando y contando anécdotas de otros velorios y chistes verdes. Yo me dormí en los brazos de mi madre , al descampado , al lado del fuego bajo un sauce mientras no se quien tocaba la guitarra y la gente cantaba manso alumbrados nomás por las brazas. Las caras rojas , con los ojos vidriosos fijados en el fuego que se terminaba , con las bocas entreabiertas tiritando canciones que ya nadie canta.

Y el muerto solo , con su mujer dormida en una silla , con la luna mirándolo por la ventana.

Fue un velorio precioso. Y a la vuelta , la tía Tita del Alberico , tubo la delicadeza de mandarle una camperita a mi padre , muy linda , del finadito , ya que mi padre no había podido ir al velorio por trabajar. Un detalle muy lindo.


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